martes, 11 de noviembre de 2008

DE BICIS Y BICICLETAS.

La bicicleta roja rodado 20 que tenía cuando era chico hoy está oxidada, tiene las gomas pinchadas, y la cadena cortada.
Estaba leyendo unas cosas para la facultad, mejor dicho: estaba leyendo unas cosas para mí, ¿para saber más? (preguntaría mi hermanita), no sé, pero me gusta leer, disfruto. El tema es que estaba sentado en el balcón ojeando un libro de Galeano cuando vi la bicicleta casi como si fuera, junto con las plantas que riega mi vieja, parte de la escenografía.
La bici estaba ahí, tirada contra la pared. Ya nadie la usa, creo que es por que no tiene nafta. Qué nostalgia sentí al verla ahí tirada. Una bicicleta pasa a ser un monton de fierros pegados cuando nadie la usa.
Justamente el libro de Galeano que estaba leyendo se llamaba "Las Bocas del Tiempo", mi bicicleta, es una boca más del tiempo. El color rojo que tenía se oxidó al igual que mis ganas de "andar", y la calco amarillenta de los pagüer renyers que está pegada en uno de los caños revela que ya no tengo ganas de luchar contra los malos y, lo mas triste, que no tengo poderes. Pero, hay algo que me preocupa más, y es que no veo las rueditas, las necesito. Con esas rueditas aprendí a no caerme, pero nunca terminé de aprender. Hoy, muchos años mas tarde, me sigo cayendo.
No quiero seguir leyendo Galeano hasta que no vea las rueditas, reitero, las necesito. Sin ellas y con la bici abandonada solo podría pedalear por el eterno Boulevard de los Sueños rotos.
Que bien suena "Boulevard of broken dreams", cuántas canciones llevan ese nombre.
Lo cierto es que la bici sigue tirada. Le pregunte a mi mamá si había visto las rueditas, y me preguntó para qué las quería. No me animé a responderle que las necesitaba para no volver a caerme. Me di por vencido.
Mañana seguramente volveré al balcón, pero para arreglar la bici, quiero lijarla y volver a pintarla de rojo, y quiero ponerle una calco nueva de los pagüer, y se la quiero regalar a alguien. Se la quiero dar a quien aún se anime a jugar, a quien quiera pelear contra los malos, alguien que tenga rueditas para no caerse. Alguien que aun pueda pedalear.

3 comentarios:

Florencia dijo...

Bicicletas... tambien tenia una, amarilla era, como te dje el otro día
Pero con el tiempo empezaron a llamarme más la atencion otras cosas, y sólo como parte de mi pasado, la bici quedo atrás.
Me gusto mucho lo que escibiste por que me hizo recordar que la mía tambien le podria servir a otra persona, para que despues tambien forme parte de sus recuerdos al crecer... Y no únicamente de los míos, asi me despojo un poco de ésta manía que tengo de no querer olvidar mi infancia...

Srta. Romain dijo...

La gente aprende de las caídas. De hecho, hay que caerse para saber como hay que levantarse... apoyarse te da confianza, pero no te hace más fuerte. Lo mejor es poner una sóla ruedita.
Te da seguridad porque sabés que está, pero tenés siempre la libertad de ser vos mismo y pedalear hasta hacer saltar chispas.
Saludos colega!

Maxi Paesani dijo...

Mi abuelo tenía esa pedagogía especial. Me sacó las rueditas de la bici y me dijo:
-Dale, yo te ayudo para que no te caigas...
Y cuando me dí cuenta ya me había soltado y estaba andando solo.